La importancia de la alimentación en nuestra salud está fuera de toda duda, hoy en día. Una alimentación saludable reduce el riesgo de desarrollar enfermedades como la diabetes, hipertensión, cardiopatías, accidentes cardiovasculares e, incluso, cáncer.

La piel también se ve influida por lo que comemos. La salud de nuestra piel, su luminosidad y elasticidad pueden verse afectadas por una incorrecta alimentación.

Alimentación saludable

Según la Organización Mundial de la Salud, una alimentación saludable pasa por [1]:

  • Limitar la ingesta de calorías. Es decir que la ingesta calórica esté equilibrada con su gasto. De manera general, el porcentaje de grasas no debe superar el 30% de calorías totales.
  • Reducir el consumo de azúcar libre, como el que está presente en las bebidas azucaradas. El azúcar libre no debe superar el 10% de las calorías totales.
  • El consumo de sal no debe superar los 5 gramos diarios. Así ayudaremos a prevenir enfermedades cardiovasculares.

Además, se recomienda consumir unos 400 gramos diarios de frutas y verduras, así como incluir legumbres, frutos secos y cereales integrales a la dieta.

Cómo influye la alimentación en la piel

La piel, como cualquier otro órgano del cuerpo, requiere de nutrientes para mantener las funciones biológicas. Los principales nutrientes que debemos tener en cuenta son:

Agua

El cuerpo humano necesita una media de dos litros de agua al día para mantener su homeostasis. Cuando falta el agua, la piel se agrieta, ya que su apariencia está directamente relacionada con el nivel de hidratación [2]

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No debemos confundir piel deshidratada con piel seca. La primera tiene una carencia de agua, mientras que la segunda tiene alterada la barrera lipídica y un menor factor natural de hidratación (NMF), lo que finalmente, produce una pérdida de agua [3].

En ambos casos, debemos mantener la piel hidratada mediante la ingesta de agua y el uso de humectantes para la piel.

Minerales

Los minerales como el zinc, cobre, hierro y selenio tienen importantes funciones en la salud de la piel. De hecho, el contenido de zinc en la piel es el tercero más alto del cuerpo humano y es fundamental para la proliferación y diferenciación de los queratinocitos de la epidermis [2].

Por otro lado, diversos estudios clínicos han demostrado que el cobre ayuda en la mejora de la elasticidad de la piel, la reducción de líneas de expresión y promoviendo el cierre de heridas [4]. Esto se debe a que el cobre está implicado en procesos de síntesis de proteínas, en la formación de la matriz extracelular y en la angiogénesis [2].

En condiciones patológicas de la piel, tanto el zinc como el cobre se encuentran reducidos en el suero sanguíneo, este es el caso de los pacientes de psoriasis [5]. Por otro lado, la radiación ultravioleta del sol puede aumentar el contenido de hierro en la piel, contribuyendo al daño celular y envejecimiento de la misma por acción del estrés oxidativo [6]. Así mismo, unos niveles reducidos de selenio contribuyen a la sensibilización de la piel al daño por estrés oxidativo al reducir la capacidad antioxidante de la piel [7].

Vitaminas

En un post anterior vimos las vitaminas que juegan un papel importante en el mantenimiento de la piel:La vitamina A está implicada en el ciclo del cabello además de la pigmentación de la piel. Mientras que la vitamina B3 se utiliza en tratamientos de acné y dermatitis atópica.

Finalmente, las vitaminas C y E son potentes agentes antioxidantes que protegen frente al fotoenvejecimiento por estrés oxidativo.

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Las deficiencias nutricionales en la piel se manifiestan principalmente con sequedad y palidez de esta, llegando a suponer problemas de salud si estas deficiencias se mantienen.

Así pues, mantener una correcta nutrición a través de una alimentación saludable que nos proporcione las vitaminas y minerales necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo es crucial para una piel sana y cuidada.

Referencias

  1. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/healthy-diet
  2. Cao, C., Xiao, Z., Wu, Y., & Ge, C. (2020). Diet and Skin Aging-From the Perspective of Food Nutrition. Nutrients, 12(3), 870. https://doi.org/10.3390/nu12030870
  3. Muñoz, M.J. (2008). Hidratación cutánea. Estética y salud. Offarm, 27 (11), 48-51. https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-hidratacion-cutanea-estetica-salud-13130883
  4. Borkow G. (2014). Using Copper to Improve the Well-Being of the Skin. Current chemical biology, 8(2), 89–102. https://doi.org/10.2174/2212796809666150227223857
  5. Lei, L., Su, J., Chen, J., Chen, W., Chen, X., & Peng, C. (2019). Abnormal Serum Copper and Zinc Levels in Patients with Psoriasis: A Meta-Analysis. Indian journal of dermatology, 64(3), 224–230. https://doi.org/10.4103/ijd.IJD_475_18
  6. Reelfs, O., Eggleston, I. M., & Pourzand, C. (2010). Skin protection against UVA-induced iron damage by multiantioxidants and iron chelating drugs/prodrugs. Current drug metabolism, 11(3), 242–249. https://doi.org/10.2174/138920010791196265
  7. Zhu, X., Jiang, M., Song, E., Jiang, X., & Song, Y. (2015). Selenium deficiency sensitizes the skin for UVB-induced oxidative damage and inflammation which involved the activation of p38 MAPK signaling. Food and chemical toxicology : an international journal published for the British Industrial Biological Research Association, 75, 139–145. https://doi.org/10.1016/j.fct.2014.11.017

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